En enero pasa de todo..
Con 15 días de vida del 2019, ya he vivido de todo desde la risa más grotesca hasta el llanto más doloroso, decepción total de algunas situaciones y mañanas en las que mi ataque de risa es eufórico gracias a un par de niños que se roban mi corazón.
Ya sentí demasiado en estos días, y vienen más cosas, más cambios, más sentimientos acumulados, más lloriqueos por tonteras, más abrazos, y más de todo.
Que bella vida, subo desde la montaña para bajar al rincón de mi soledad plasmado en letras, me gustaría, me encantaría escribir sin restricciones, decir todo sin comillas, sin mensajes subliminales, sin miedo al que dirán, pero aquí sigo ocultando la realidad, la vida.
Subo con intensidad la música para escabullirme de mis pensamientos, y ni aún así evito soltar mil emociones desde mis adentros en este mismo instante.
Siento ansiedad y algo de miedo por lo que vendrá, me emociona sentir, me emociona explorar el mundo y ver hasta donde puedo volar sin alas.
El otro día dije que tenia 17, pero fuí descubierta engañandome que los años pasan en vano, me encontré con la niña que se perdia escribiendo su largo nombre, me encontré con mi niña interior que no se quiere ir, ni se irá.
En estos días me he sentido más sola de lo habitual, más descontrolada emocionalmente, más sensible, he necesitado más atención, y de verdad que ha sido lo peor. En mi soledad soy feliz, y en mis propios brazos encuentro mi calma, y mi paz.
Me he enterado que para ser feliz, solo se necesita tener salud, que lo demás uno mismo lo atrae para sí, nadie te atrae tanta luz como sentirte bien contigo misma.
Ya con 23 y el foco de 17.
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