Era un cuento más...



La niña sostiene entre sus manos una muñeca sucia y muy vieja.
Ese día todo estaba más nublado que de costumbre, nadie la había recibido con un beso en la mejilla, nadie le había regalado un abrazo, iba arrastrando sus piesitos con el fin de llamar la atención, nadie la escucho, se acurrucó entre medio de sus peluches mientras un par de lagrimitas se le escapaban expresando el sentimiento más profundo que había silenciado.
Mientras se acomodaba escondiendo su rostro entre sábanas un grillito le cantaba por debajo de su estrecha cama, su vida se resumía entre cuatro paredes, muñecas, peluches, y un grillo bonito de compañía.
Una tormenta preciosa caía del cielo gris, miraba como las lágrimas del cielo recorrían el vidrio de su ventana, y el olor a tierra húmeda se sentía, en la oscuridad y el silencio los rayos y truenos eran lindos, se sentía la vida, las goteras de un techo viejo se hacían presentes, un viento frío congelaba sus mejillas, entre sus cabellos largos mal arreglados acomodaba su cabeza en una cabecera plana y mal oliente, y mientras cerraba los ojos con presión el sueño la  arrebataba una vez más al mundo donde el sol y la luna convivían juntos, y sus hijas las estrellas se vestían de distintos colores adornando el cielo azul. 

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