Ní 24, ní 25.



Me siento el Grinch! Siento como un calorsito me sube por la cabeza y rebota en mi ser, algo no esta bien y lo sé, me voy mareada con la comida, con la fecha, con la vida.
Ni 24, ni 25.
Tal vez sean los morados que me coloran el cuerpo, tal vez sea la imprudencia de no saber amar, tal vez sea lo que no es.
Y un 26 está todo bien, y estoy tratando de minorizar los hechos.
A pesar de todo, siento mi corazón a punto de explotar, siento tanto y digo tan poco, me estoy engordando de tantas letras que me guardó.
Borró y escribo y vuelvo a borrar.





La niña se siente acorralada, la niña tiene miedo.
Corran que la niña huye, corran que la niña cae. 
Mil zumbidos vuelven, y el mismo color negro se aparece entre las venas..
Con el eco que murmulla  dentro de la cabecita blanda y el silencio de su pequeño ser.
Con cobijas en el alma, cierra los ojos para escapar de la vil realidad.
La niña, la niña que cierra sus párpados y no duerme, la niña que llora por dentro sin lágrimas, la niña, la niña que se acurruca temblando con las manos frías.

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